jueves, 25 de junio de 2009

La jetée, 1962

La inspiración de Terry Gilliam, el "quen lle dera" de Regreso al futuro.

Bueno, supongo que mejor haberla descubierto tarde que nunca... A lo mejor siempre estuvo ahí.



Nada diferencia los recuerdos de los momentos habituales.
Solo más tarde se dan a conocer, cuando muestran sus cicatrices

lunes, 15 de junio de 2009

jueves, 11 de junio de 2009











Cinema Paradiso

martes, 9 de junio de 2009








Sangrando por la nariz y con ganas de vomitar.



Un puto aliento.

miércoles, 3 de junio de 2009

¿La noche entristece o solo me pasa a mi?
Puedes pasar el peor día de tu vida, pero apuesto a que lo que más miedo da es pasar la noche siguiente.
Todo se calma. El silencio me gusta, ¿a quien no le podría gustar?

Pero están esos días. Normales, rutinarios, tranquilos incluso, en los que nada te altera. De esos que llenan la inmensa mayoría de tu vida y de los que curiosamente no recordarás ni el primero.
Uno de esos días pasa y sigues temiendo la noche. Nada ha cambiado, pero quizás te apetece llorar. Ves una película, o una serie que te inciten a ello puesto que nada en tu vida va mal, no tienes motivos por los que hacerlo.
Y lloras. Lloras como si de eso dependiera tu mente en ese momento.
Ese es el mejor llanto, el que se aplaca al terminar el capítulo, o al ver como Josué se lanza a los brazos de su madre gritando que han ganado.

Quizás llorar solo sea legítimo cuando es por algo que realmente lo merezca, por algo que haga que ya no te queden fuerzas ni para ello. Que prefieras que te arranquen los ojos antes de volver a soltar una sola lágrima más.
A lo demás no lo llamaría llanto. Pero es el que realmente te ayuda, el que "te limpia".

Le buscaré un nombre.
Bendita regla.